VIDA Y VIDEO ARTE (2013)
"El vídeo arte sigue siendo invisible en la España actual, ni la gente está educada para verlo, ni el propio circuito artístico está preparado para valorar y promocionar esta disciplina. Hay que despojarse de los miedos y complejos para poder descubrir que el vídeo es un medio muy actual con una gran potencia y una gran historia por escribir."
Ana Esteve
Una vez asimilada, y cada vez más cotidiana, la crisis se ha filtrado en todos los sectores de la sociedad española. Construida desde dentro y desde fuera de manera rizomática hemos aprendido a convivir con ella; sus sorpresas ya no nos asombran si no que la resignación ha ido vaciando poco a poco las calles al son de los antidisturbios.
El futuro inmediato se extiende ante nosotros en un abrupto horizonte, esa pérdida de perspectiva apaga las pasiones de los malos romances y vacía de fiesta las discotecas. Las olimpiadas ya no serán lo que fueron en el 92´ ni los duelos dejarán victorias. Ya nadie gana nada, ni dinero ni experiencia, por trabajar gratis. En este terreno de alegorías eufemísticas queda algo de verosímil, aunque sean las imágenes con las que Ana Esteve construye sus reflejos de realidad.
Desde el otro lado de los Pirineos se entendió desde el principio; tal vez por su altura geográfica, por la sensibilidad de la artista o porque aquí, en España, nos amuerman las conversaciones sobre el futuro. El caso es que Esteve comenzó su trayectoria en paralelo a la crisis desde una ciudad alejada de lo que se venía venir.
Se agarró al auge del Erasmus (Kassel-Berlín) para hacer lo que pocos hicimos, aprovechó la disyuntiva especializándose en video arte, disciplina tediada por los profesores de España. Sus sentimientos, experiencias y esfuerzos, junto con la delicadeza e inteligencia que la caracterizan, han dado por fruto un discurso coherente y asequible en el que la mayoría de sus coetáneos nos sentimos identificados: futuro, relaciones, expectativas…
En todas sus piezas puede percibirse una atmósfera tan melancólica como optimista, articulada en torno a un argumento conciso, transforma sus percepciones sociales en armas políticas recurriendo a situaciones reconocibles por un amplio sector. El vídeo arte en España es destacado por su ausencia de calidad (con ello no quiero desestimar a las grandes artistas que se escapan de tal obscena generalidad) y así queda manifestado en la trayectoria de Ana Esteve que, como decimos en la meseta, nadie es profeta en su tierra. Lo más popular que podemos ver por aquí son vídeos musicales con estética de los 90, alguna suerte de vídeos experimentales cámara en mano, más propios de los 70 que de los años que corren - por muy vintage que nos hayamos vuelto. Aunque no lo crean, señoras lectoras, el vídeo arte se puede disfrutar sin fingirlo.